El espíritu salesiano de Don Bosco
- Carusi Victoria, Rocca Melissa
- 24 sept 2015
- 2 Min. de lectura
San Francisco de Sales era presentado como modelo de sacerdote, por su celo apostólico en medio de grandes dificultades, y por su carácter amable, paciente y dialogante. Don Bosco se inspiraba en él y aplica a la misión de la educación de la juventud necesitada de las barriadas obreras de Turín, las enseñanzas y modo de ser de este obispo de Ginebra, puesto que lo veía como un buen ejemplo a emplear en su enseñanza. Su obra entera la pondrá bajo el patrocinio de este santo pastor. Don Bosco elige su campo de trabajo entre los jóvenes delincuentes salidos de la prisión, pero sobre todo entre los pre-delincuentes a quienes prodiga sus atenciones educativas para evitarles la experiencia de pasar por la cárcel: peones, limpiachimeneas, aprendices de albañil.
El espíritu salesiano vivido por Don Bosco se caracteriza por una visión optimista y humanista de la tarea educativa. Demuestra como la transmisión de valores y el cariño en la formación de un niño son importantes, ya que por ellos se logra una buena integración a la sociedad. En su aplicación a la ayuda de muchos jóvenes en situaciones de riesgo, siempre empeñaba el buen trato y el dialogo, como herramienta para poder guiarlos en el buen camino, siempre de forma alegre y con el respaldo de la oración y la devoción a la Virgen María, ya que en su visión cristiana, estaba convencido que una presencia maternal era algo importante en la vida.
Asimismo, la responsabilidad es otro factor por el cual Don Bosco educaba a los niños, refiriéndose a que por ella se podía “alcanzar la santidad”, de modo tal que había que practicarla todos los días, en cumplimiento de los deberes y tareas que había que realizar, siempre de un buen modo, con el fin de llegar a ser “buenos cristianos y honestos ciudadanos”.
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